viernes, 15 de enero de 2010

La memoria histórica en Chile y en España


Hace un par de años, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, se propuso construir un Museo de la Memoria y los Derechos Humanos (MMDH) que recientemente se inauguró en Santiago. Con ello se pretende contener en el recuerdo contra todo riesgo de olvido el historial de sangre que comportó la dictadura del general Augusto Pinochet -entre 1973 y 1990-, con más de 3.000 personas asesinadas o desaparecidas (3.195, el padre de Bachelet incluido) y en torno a 28.000 torturadas, entre las que hay que contar a la propia presidenta.
La inauguración ha tenido lugar una semana antes de que se celebre la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, con la posibilidad inminente de que el candidato de la derecha, el multimillonario Sebastían Piñera, resulte vencedor de los comicios y pueda colocar en su gobierno a algunos de sus colaboradores que tuvieron relaciones con la dictadura, aunque cabe esperar que Piñera desestime tal provocación por indecorosa.
El MMDH chileno podría ser muy semejante al que con el nombre de Centro Documental de la Memoria Histórica tiene su sede en Salamanca (CDMH), dadas las características de la documentación archivada. En el de Santiago, como en el de España, el material reunido contiene información oral y escrita, bibliografía y filomografía, grabaciones radiofónicas, documetación periodística y jurídica, archivos provenientes del interior y del exterior del país, etc. Todo para que, en palabras de la presidenta, nadie puede negar, desconocer, minimizar o banalizar la tragedia de las violaciones de los derechos humanos en Chile.
Sabemos, por la información aportada ayer por mi querido compañero Luis Díez en Público, que un alto cargo del Gobierno español estuvo presente en la inauguración del centro chileno. Tal presencia no ha sido únicamente protocolaria, pues además se le ha pedido asesoramiento para recabar los papeles del proceso que abrió el juez Baltasar Garzón contra Pinochet, cuando el dictador estuvo en Londres, y que Aznar y Blair en comandita torpedearon.
Aprovechando esa visita también convendría, dada la semejanza entre el MMDH chileno y el CDMH de Salamanca, que el representante de nuestro Gobierno haya tomado nota para ajustar el centro salmantino a los objetivos del chileno, expresados por la señora Bachelet. Cierto que el CDMH pretende abarcar documentalmente varios periodos históricos, desde la II República a la transición democrática, pero entre ellos está la dictadura franquista, que debería ser tratada y difundida para general conocimiento del mismo modo que en Chile.
De no ser así, como nos tememos, tendremos una prueba más de que la Memoria Histórica en España, con toda su ley y sus muchos años de retraso, tibieza y dilaciones, ha sido más un cebo electoralista del PSOE que una contribución efectiva en defensa de los derechos humanos de los vencidos y represaliados durante la Guerra Civil y el franquismo.
Cabe preguntarse, si esa meta no se obtiene con el Partido Socialista en el Gobierno, qué sentido tendrá el Centro Documental de la Memoria Histórica en España si el Partido Popular llega al poder. No olvidemos que para su presidente de honor, José María Aznar, nuestra tarea no es remover tierra buscando huesos, en referencia a los de miles de conciudadanos defensores de la República ejecutados/asesinados por el franquismo y cuyas señas y dignidad pretendió enterrar después en las cunetas, donde todavía siguen. Sabido es que el PP no condenó el franquismo y buena parte de su electorado lo defiende.
Félix Población / Diario del Aire


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