lunes, 21 de septiembre de 2015

El mapa del horror: ¿Sabes cuántos centros de detención y tortura existieron cerca de tu casa?

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Es 11 de septiembre y el país entero, de norte a sur, debería estar de luto. Sin embargo, no es así y en esta fecha todavía hay gente que celebra y que cree que los militares salvaron a Chile del “yugo marxista”.

Independientemente del sistema político económico, de si podemos estar de acuerdo o no, el procedimiento para llevar a cabo esta transformación país, fue de una barbarie difícil de dimensionar para todos aquellos que no se han dedicado a escarbar en la historia para encontrar el germen golpista, que radicó en un movimiento “gramialista-militar” en donde confluyeron el nacionalismo nazi de militares sádicos que arrancaron a Chile para no ser juzgados y un perfeccionamiento bajo el seno norteamericano. Ambos polos con un acérrimo anticomunismo instruyeron a nuestros militares en función de la deshumanización de todo aquel que pensara diferente, en función de ideologías extranjeras, para que el colonialismo económico extranjero siguiera imperando en Chile en función de tener aquí un lugar donde extraer recursos y mano de obra barata.

Es así como se puso en contra a chilenos contra chilenos, jugando con la ignorancia, tanto de la sociedad civil como de militares.

Lamentablemente, los militares tenían armamento de guerra y el financiamiento de los empresarios para enfrentarse a una población que estaba desarmada, abriendo paso a la masacre y a la tortura.

Para ello se implementaron diversos establecimientos equipados con instrumentos de diversa índole. Se habilitaron celdas de reclusión, se adaptaron catres metalicos con baterías para electrocutar personas, se habilitaron campos de concentración en estadios, colegios, fábricas; se implementaron clínicas del horror clandestinas para monitorear a los torturados y mantenerlos con vida, con el fin de seguirlos torturando; se expropiaron casas que fueron dispuestas par la tortura de índole sexual como la “venda sexy”, se amaestraron perros para que violaran a los prisioneros, se juntaron ratones para meterlos por la vagina de las toturadas, se construyeron herramientas de “colgamiento”, se crearon piscinas para sumergir a personas en agua con mierda. Se crearon cientos de lugares con el único fin de infringir dolor y sufrimiento de manera estratégica y también para asesinar.

Podemos estar de acuerdo o no en el sistema económico-político. Pero definitivamente no podemos estar de acuerdo en estos procedimientos.

Con el correr de los años, nos hemos ido enterando de la existencia de estos centros. Hay listas eternas de nombres de lugares que, ciertamente no nos dicen nada sobre las atrocidades que ahí se cometieron. Y de forma popular, cualquier chileno a quien se le pregunte sobre centros de tortura, nos puede mencionar a “vuelo de pájaro” Villa Grimaldi, el Estadio Nacional, el Estadio Chile, 3 y 4 Álamos, Londres 38. Los que tengan mejor memoria podrán sumar Venda Sexy y el Cuartel Borgoño. Sabemos, más o menos, que existieron muchos, pero nuestra cabeza realmente no es capaz de dimensionar realmente la magnitud del manto represivo que se extendió sobre Santiago y sobre Chile entero para llevar a cabo la política de exterminio y amedrentamiento de la que fue víctima el país.

Por esta razón, me di a la tarea de geolocalizar cada uno de los centros de detención y tortura. Este trabajo comenzó en la Región Metropolitana y se ha extendido a la I región, que está en progreso. Luego se extenderá al resto del país.

Es un trabajo largo, que ha requerido de mucha investigación y tiempo, pero que es completamente necesario y que nos ayuda a entender nuestra ignorancia respecto del proceder de la DINA y de la CNI en su trabajo conjunto con Carabineros, Investigaciones, el Ejército, la Armada y la FACH.

Es importante también que se tome conciencia de los establecimientos utilizados para que ninguna de las ramas de las fuerzas armadas pueda alegar inocencia respecto de su participación y proceder dentro de los crímenes que se cometieron. Es fundamental que los militares de Chile tengan clara la carga histórica de sus instituciones. Pero nada de eso va a generar un cambio sustancial si el Estado, con el gobierno de turno que tenga, no sanciona moralmente y de manera enfática lo sucedido.

Hasta el momento, nada de eso ha pasado. Los pactos de silencio siguen y el Estado continúa pidiendo “por favor” a los culpables que digan eso que los va a incriminar, lo cual es un pésimo chiste.

Otra cosa fundamental es transparentar, al menos respecto de las pocas áreas humanistas que les enseñan, el programa de estudios que siguen las FFAA y de orden. Ya que no deja de ser preocupante ver cómo un carabinero habla públicamente de tortura en su Twitter (con esto me refiero al caso de Andrés Rosas, carabinero denunciado públicamente por un diputado a razón de sus declaraciones, tomando en consideración que es una persona que porta un arma y que recibió entrenamiento).

30 marzo

Y bueno, acá está el mapa. Cualquier punto que pinchen tiene una descripción y la fuente de dónde se sacó la información. Cualquier aporte que puedan realizar; ya sean fotos, testimonios, etc. no duden en hacérmelo llegar al correo angela.barraza.risso@gmail.com o angelabarraza@elciudadano.cl

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